En ese sentido, un sistema de gestión de riesgos:
- Permite cuantificar el riesgo pasado o futuro.
- Ayuda a medir e incluso predecir un posible riesgo.
- Se divide en tres etapas clave: prevención, mitigación y aceptación.
1. Considera las fuentes de riesgo:
lo primero que debes hacer es revisar el sector en el que te encuentras e identificar a partir de datos históricos cuáles son los riesgos más comunes. De este modo, podrás tener una lista contextualizada de fuentes primarias de riesgo y entenderlas en profundidad.
2. Evalúa los riesgos:
una vez exista un conocimiento oportuno de los riesgos que se pueden presentar en tu sector de análisis, es momento de evaluarlos y determinar sus orígenes, implicaciones, consecuencias y demás factores que puedan afectar de una forma u otra los espacios que frecuentan las personas.
3. Desarrolla respuestas para cada riesgo:
cuando conoces los riesgos, su magnitud y consecuencias, es posible edificar sistemas para prevenirlos, mitigarlos o aceptarlos de forma segura. Por lo tanto, en esta última etapa tendrás que definir acciones que subsanen la posibilidad de un riesgo.
Conozca información relevante para mejorar su seguridad.