¿Cómo garantizar el bienestar del guarda de seguridad? Prevención y manejo del estrés

El trabajo de los guardas de seguridad está asociado con una gran responsabilidad: velar por la integridad de las personas, los bienes y las instalaciones en todo momento. Sin embargo, pocas veces se pone en primer plano el bienestar de quienes cumplen esta labor, ¡aunque es vital! 

Debido a que la exposición a riesgos, las largas jornadas, la presión constante y la falta de reconocimiento pueden generar un impacto significativo en su salud física y emocional, hoy le contamos por qué el bienestar del personal de vigilancia es esencial para la sostenibilidad del servicio, qué factores generan mayor tensión en la labor y cuáles son las estrategias más efectivas para el manejo del estrés.

¿Por qué es importante el bienestar del guarda de seguridad?

El bienestar del personal operativo es una condición necesaria para mantener un servicio confiable y eficaz. Un guarda en buen estado físico y emocional tiene mayor capacidad de reacción, toma mejores decisiones en situaciones críticas y transmite confianza tanto a la comunidad, como a los clientes.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los entornos laborales con altos niveles de estrés producen pérdidas millonarias en productividad y aumentan la rotación de personal. En el sector de la seguridad privada, esto se traduce en menor continuidad en los puestos de trabajo, mayor gasto en procesos de selección y entrenamiento, y un deterioro progresivo en la calidad del servicio.

Además, reconocer la importancia del bienestar humano en esta labor fortalece la cultura organizacional. Los vigilantes perciben que no son vistos únicamente como un recurso operativo, sino como profesionales que merecen condiciones dignas y apoyo integral.

Factores que generan estrés en el trabajo de vigilancia

El estrés operativo en los guardas   no responde a una única causa, sino a una combinación de factores que afectan tanto el entorno laboral, como la vida personal. Identificarlos es el primer paso para diseñar medidas preventivas: 

Exposición prolongada a situaciones de riesgo

Los vigilantes enfrentan de manera cotidiana escenarios de riesgo: control de accesos con posibles altercados, atención en emergencias, o incluso exposición a hurtos o actos violentos. La repetición de estas situaciones genera un estado de alerta constante, lo que a largo plazo puede derivar en agotamiento físico, ansiedad o desórdenes del sueño.

Jornadas extensas o turnos nocturnos

Las jornadas que superan las 8 horas, los turnos nocturnos o la falta de descansos adecuados impactan directamente la salud. El insomnio, la fatiga y el desgaste físico reducen la capacidad de concentración, esto aumenta la probabilidad de errores. Según la OIT, los turnos nocturnos prolongados incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y alteraciones metabólicas.

Falta de reconocimiento y apoyo organizacional

El esfuerzo de los vigilantes suele pasar desapercibido. La ausencia de estímulos, programas de bienestar o reconocimiento institucional intensifica la sensación de aislamiento. Esto incrementa el estrés, disminuye la motivación y el compromiso con la empresa, e incluso con los clientes a quienes protegen.

Consecuencias del estrés no gestionado en la seguridad privada

El estrés no tratado tiene repercusiones profundas tanto en la vida personal del guarda como en el servicio prestado. A nivel individual, puede manifestarse en hipertensión, problemas digestivos, dolores musculares, ansiedad y depresión. En lo laboral, se refleja en una disminución del rendimiento, mayor ausentismo, reacciones impulsivas y dificultades para mantener la atención.

En un sector donde la concentración y el autocontrol son determinantes, estas consecuencias pueden significar la diferencia entre prevenir un incidente o permitir que se materialice. Por ello, las empresas de seguridad privada deben asumir un rol activo en la protección de la salud mental y física de sus colaboradores.

Estrategias para prevenir y manejar el estrés en guardas

Las medidas para cuidar el bienestar del personal deben combinar formación, organización del trabajo y acompañamiento integral. Aquí se presentan tres líneas de acción clave:

Formación en manejo emocional y resolución de conflictos

La capacitación no debe limitarse al uso de tecnología o protocolos operativos. Incluir módulos de manejo del estrés en vigilantes y técnicas de resolución pacífica de conflictos permite que el personal desarrolle resiliencia y habilidades de autocontrol. De esta manera, aprenden a reconocer señales de alerta en su propio cuerpo y a responder con serenidad en situaciones críticas.

Por ejemplo, entrenamientos en respiración consciente, comunicación asertiva o primeros auxilios psicológicos han demostrado reducir el impacto del estrés en profesiones de alta tensión como la vigilancia y la salud.

Rotación de turnos y pausas activas

La planificación de turnos con rotación adecuada y la inclusión de pausas activas son estrategias sencillas, pero altamente efectivas, esto permite al guarda recuperar energía, reducir la fatiga muscular y mejorar la circulación.

Un ejemplo práctico es implementar descansos breves cada dos o tres horas, con ejercicios de estiramiento y movilidad. Estos espacios mejoran la salud física y favorecen la claridad mental para retomar las labores con mayor concentración.

Apoyo y acompañamiento institucional

El acompañamiento emocional es una inversión estratégica. Incluir servicios de orientación psicológica, líneas de atención confidenciales o talleres de manejo del estrés aporta al bienestar integral. Cuando los guardas perciben que cuentan con respaldo institucional, disminuyen los niveles de ansiedad y aumenta el sentido de pertenencia.

De acuerdo con un informe de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, los programas de bienestar laboral reducen hasta en un 30 % los síntomas asociados al estrés crónico. Este tipo de cifras evidencia que la prevención es más efectiva y económica que atender consecuencias avanzadas como incapacidades prolongadas o rotación excesiva de personal.

El enfoque de Seguridad Superior en el cuidado del talento humano

En Seguridad Superior, comprendemos que el éxito de nuestros servicios está directamente relacionado con el bienestar del equipo humano. Por eso, hemos consolidado una estrategia enfocada en tres pilares:

• Prevención estructurada: programas de formación que incluyen manejo emocional, comunicación asertiva y resolución de conflictos.

• Condiciones laborales dignas: organización de turnos equilibrados, pausas activas y espacios de autocuidado para evitar la sobrecarga.

• Acompañamiento continuo: acceso a asesoría psicológica, supervisión cercana y canales de comunicación abiertos para resolver inquietudes de manera oportuna.

El bienestar del personal de vigilancia no puede dejarse en segundo plano. Identificar los factores de riesgo, comprender las consecuencias del estrés y aplicar recomendaciones para manejar el estrés en guardas de seguridad es una responsabilidad compartida entre las organizaciones y las empresas de seguridad.

Seguridad Superior es un aliado estratégico que protege a clientes y comunidades, que reconoce a quienes hacen posible esta labor: los guardas de seguridad. Nuestro enfoque en prevención, acompañamiento y formación permite un servicio confiable y sostenible, porque cuidar a quienes cuidan, es el camino para ofrecer seguridad de calidad.